En Argentina, cuando una banda pasa de tocar en un festival multitudinario, durante un horario donde todavía ilumina el sol, a tener su propio espectáculo sin
intermediarios… Es porque logró trascender.
De hecho, hay muchos grupos que, de manera total o parcial, le deben su popularidad a los ecos que producen los eventos compartidos con otros colegas.
Allá, por 2018, Royal Blood tocaba por primera vez en nuestro país, en el marco del Lollapalooza Argentina. En aquel entonces, la formación constaba de Mike Kerr en la voz principal y bajo y Ben Thatcher, en la batería. Un dueto que ya de por sí era
suficiente para pasarle por encima al público.
Hoy, 2024 los encuentra con una discografía más amplia, más sed de rock y también un miembro extra sobre el escenario: Darren “D-Bird” Watts, en los teclados.
El complejo C Art Media fue testigo de esa evolución, en una noche que comenzó impuntual pero que finalizó con la vara alta y los oídos tapados.
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Son las 20:30. RIEL, la banda soporte, acaba de bajar del escenario y cosechó unos vítores más que suficientes para irse contentos a casa. Afuera está fresco: 14 grados.
Adentro, el humo de faso, las camperas de cuero y la expectativa por lo que se viene hacen que el clima sea cálido, pero soportable.
La previa recitalera se nutre de temas clásicos que empiezan a servir de calentamiento: R U Mine, de Arctic Monkeys y Guerrilla Radio, de RATM, son los más
coreados (y hasta pogueados) mientras todos esperan. Quizás no sepan aún que deberán aguantar un poco más de la cuenta y bajo los mismos cinco temas en loop
(detalle a tener en cuenta si se quiere tener a una audiencia entretenida si la banda principal va a salir un poco más tarde).
Finalmente, se hacen las 21:20 y las luces se apagan. Pero ese sonido eléctrico, sucio y garagero que se anticipa, no llega. En su lugar, suena un preludio clásico en Cello, autoría de Bach. Los celulares buscan, desesperados, captar lo que sea que esté a punto de pasar. El escenario se mantiene quieto, estático. No pasa nada. Y de
repente… Royal Blood sale a escena y lo hace con creces.
Tres músicos sólidos que no hacen más que demostrar aquellos que insinúan que el rock ya murió, están lejos y perdidos de la realidad. Con temas de sus orígenes (como Out of the Black o Figure it Out) y dándole repaso a cuatro canciones de su último trabajo (Back to the Water Below).
Los cuasi hermanos rien al escuchar a nuestro público descontrolado, coreándo todos y cada uno de sus bises y solos de guitarra. Están contentos. Y se nota. Prometen volver. Y aseguran: será más pronto que la vez anterior.
Cronica Tomas Cebral
Fotos Eushy Fernandez