Onceava Visita de la banda mas grande del mundo
La Noche de la Bestia
En su onceava visita, y ante cincuenta mil personas, Iron Maiden dejó bien en claro por qué es una institución de Heavy Metal. Los líderes indiscutibles, los que definieron un sonido. Por qué fueron influencia de tantos y lo seguirán siendo para las próximas generaciones.
Todo comenzó con Serpentor, quienes recibieron a los primeros asistentes con su propuesta Thrashera Made in Argentina con temas contundentes como: «Mirar sin ver» y «Controlando la Nación». Ideal para sacudir la melena y de a poco ir entrando en calor para lo que se venía.
The Raven Age, la banda liderada por George Harris (hijo de Steve) tomó posesión del escenario de la mano de riffs y melodías más emparentadas con el «metal moderno», algunos yeites del metalcore y voces limpias. En su segunda visita teloneando a Maiden, la banda presentó nuevo disco: «Conspiracy» y mostraron sus nuevas composiciones tales con como: «Fleur de Lis», «Seventh Heaven». Además el grupo tuvo dos cambios en su formación respecto a la visita anterior: Matt James en la voz y Tony Maue en la guitarra. Dejaron una impresión positiva y seguro sumó adeptos para su próximo arribo.
Minutos antes de las nueve y media, empezó a proyectarse en las pantallas la intro con imágenes del Vídeo Game que lanzaron para Android/ iOS que da nombre a esta gira «Legacy of the Beast». Luego, un clásico de todos los shows de Maiden «Doctor, Doctor» de la banda UFO. Posteriormente se apagan las luces y el discurso de Winston Churchill ya te pone los pelos de punta: se viene «Aces High» y nada más importa. La gente festeja el comienzo del tema como si fuera un gol y, si hacemos la analogía futbolera, ¡vaya que lo fue!
Un avión gigante se eleva por sobre el escenario y ahí están ellos. Dickinson vestido como el piloto que es, aunque con el look de uno que va a combatir en una batalla. No es casualidad ya que es él mismo quien maneja el avión que traslada a la Doncella de Hierro por todo el mundo. El primer segmento del show trataba la temática bélica. Por eso todas la canciones en él se referían a la guerra: «Where Eagles Dare», «2 minutes To Midnight», «The Clansman» (con la aclaración de que la letra hablaba de William Wallace y la libertad). La canción original está en Virtual XI, disco cantado por Blaze Bayley, una de las curiosidades del Setlist. Acto seguido, uno de esos infaltables: «The Trooper, en donde aparece «Eddie» en el escenario y con espada en mano desafía a Bruce Dickinson, quien hace dotes de su experiencia como esgrimista, pero finalmente lo derrota con un tiro que sale desde el mástil de una bandera argentina. Obviamente antes flameó la bandera de Gran Bretaña, hecho que ya no enoja a tanta gente como antes, o al menos eso percibo desde mi distancia con la muchedumbre más enardecida.
Es admirable como estos señores con más de sesenta años a cuestas pueden dar tan enérgico despliegue sobre las tablas. Steve Harris poniéndose siempre la banda al hombro e imponiendo su sonido de bajo, liderando esas cabalgatas épicas. La dupla Dave Smith y Adrián Murray y sus guitarras gemelas a las que se suma Janick Gers, quizá el más inquieto arriba del escenario. De Bruce Dickinson no se puede agregar mucho más, el tipo se rompió el tendón y tuvo que hacer la recuperación en tiempo récord para la gira. Por como se mueve arriba del escenario, no se le notaba dificultad, aunque ha declarado que sí le trae algunos dolores de espalda por pisar mal. Es un artista que siempre deja todo, cantando e interpretando las canciones desde ese lado teatral. Entre sus batallas ganadas está el cáncer de lengua que padeció hace unos años pero al que pudo sobreponerse. Y para terminar de nombrar los integrantes,no me quiero olvidar de la tarea tras los parches de Nicko Mcbrain, sosteniendo las bases del sexteto con la precisión y el talento que da estar años atrás de esta máquina. Muy sólido el veterano.
«Revelations» fue el primer tema del bloque «Religioso». «For the Greater Good Of God», canción que se encuentra en A Matter Of Life and Death, y * The sign Of The Cross (otra de la era Bayley: The X Factor), fueron las rarezas en el set, es sabido que en cada tour cambian la lista pero no esperaba esas particularmente. Soberbia interpretación de Bruce, que no solamente la rompe desde lo vocal sino que suma esa veta actoral con los cambios de vestuario según la canción. Los telones de fondo, candelabros, las luces y el fuego también ayudaron a recrear los climas y lo visual redondeando un espectáculo completo por donde se lo mire. Para «Flight Of Icarus» el vocalista salió con dos pequeños lanzallamas en cada mano (lo único que le faltaba) y tiraba pequeñas lenguas de fuego. Se veía peligroso y divertido a la vez. Al final al Ícaro se le queman las alas por acercarse tanto al sol. «Fear Of The Dark» es uno de los máximos momentos de comunión con el público, que agotó las localidades. Anteriormente, Dickinson había dicho que quería tocar en el estadio de River la próxima vez.
El bloque relacionado al «infierno» tuvo a «The Number Of The Beast» y «Iron Maiden», dónde siempre un Eddie gigante se infla detrás de ellos. Esta vez tenía cuernos de carnero y ojos rojos, de mirada amenazante se erigía mientras los ingleses tiran magia con sus instrumentos. El falso final había llegado, muchos aprovechan para ir al baño. Los bises son gemas a las que ya nos acostumbramos: «The Evil That Man Do», «Hallowed Be Thy Name» y «Run to The Hills». Con esa tríada hermosa se despedía del Estadio de Vélez Sarsfield la banda más importante en la historia del Heavy Metal. Con un sonido fuerte y prolijo que se sostuvo durante todo el show, la banda dio cátedra de cómo se lleva adelante un espectáculo de música pesada en una cancha de fútbol, mantener el Status de leyenda que ya tienen y que se agranda cada vez que vienen. Ojalá volvieran mañana mismo. La doncella está en perfecto estado, larga vida a la doncella.
Cronica x Antonio Esmoris