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ESTA LIMA QUE NOS QUEMA
Por Tomás Barandiarán

Un recital de Los Antiguos sin el Pato Larralde era algo que nunca se había visto ni se había imaginado, pero era lo que estaba por suceder el sábado 24 de junio en Groove. Eran un poco más de las 9 de la noche y no dejaban de sonar temas de AC/DC con ánimo de agite, mientras se proyectaban imágenes de distintos fotógrafos en la pantalla del escenario, viejas escenas de recitales, de grabaciones, en las que el personaje principal era el homenajeado, el Pato Larralde, que falleció el 13 de junio de 2021. Luego el telón se cerró. Las guitarras asomaron la distorsión ya prendida, algún que otro golpe del bombo y así como así, aparecieron Los Antiguos con los primeros acordes de “No te lo puedo decir”, el instrumental que abre su último disco. Mow Houdin, Pablo Huija, David Iapalucci y el Tano Sergio Conforti aparecen ante un Groove colmado para dar inicio al homenaje luego de dos años de su último show, la presentación de “Oro para las naves”. El negro todo lo cubría, desde nuestras ropas hasta las ropas de los músicos: así empezaba este recital que nunca nadie quiso tener que hacer; pero se trataba de una celebración, por el Pato y por la banda, que supo vociferar y machacar todas esas canciones que movilizaron a un montón de personas, desde aquel lejano 2013. Sale a escena Javier Compiano, “El Canario” de Plan 4, para cantar “La Nassa” y “Vamos”; abre un vino, alza la copa, y lo deja al lado del bombo de Huija. Ese vino va a ser con el que van a brindar todos los cantantes que interpreten las canciones y las letras del Pato. Empiezan los múltiples pogos y el agite; él corre entre los músicos y grita desaforadamente. Luego le sigue el Wata, cantante de Matan S.A, para cantar un clásico, “La peste de sapo”, y después, sus gritos se encauzan en el riff de “La gran campana”. Con imágenes en la pantalla del rostro del Pato que articulan esta escena aparece Miguel Maciel, cantante de Mastifial, para hacer “El hombre que no se puede ir”, uno de esos temas que adquieren otra significación en esta realidad en la que se celebra a un amigo, a un guía, a un referente de la escena pesada local que se hizo desde abajo y siempre, en palabras de sus compañeros de banda y de la gente, fue consecuente con sus acciones. También interpretó “Con la suerte de saber”. A este animal le siguió Temo de Serpentor, para hacer tres temas al hilo que dejaron al público extasiado de riffes y piñas, porque ahí adelante se re picó: “Senda de la luz fantasmal”, “H.P.V”, “Eslayer te va a matar”.
Para interpretar la cuasi punk “Te lo vengo diciendo” invitaron a Xoni de Banda de la Muerte, y para hacer a dos voces “Dios de los paganos”, junto a Christian Rodríguez de Avernal. Acá nos encontrábamos en un punto culmine, en el medio de un set furioso, que machacó desde lo más grave del bajo de Mow hasta la batería frenética de Huija, y atravesó oídos con las dos hachas eléctricas en manos de David y el Tano. Otro cigarrillo para David, y el Tano que intenta expresar lo que significa para ellos estar haciendo ese reci. “No es fácil estar hoy acá, pero con ustedes se hace más fácil”. Queda sólo Christian y arremeten con “Los grises”, tremenda versión a cargo del que era considerado por el Pato como “la voz del Death Metal argentino”. Por último, tocaron “El sureño”, y fue en este tema que esperaba que apareciera JB Larralde, al cual no se hizo mención alguna, ni a la legendaria banda Sauron.
Ya encarando para el final, entre aplausos y ovaciones al Pato, Los Antiguos invitaron a Larry Zavala, referente del heavy metal argentino, cantante mítico de Nepal. Él se encargó de interpretar dos canciones épicas: “El inventor del mal” y “La culpa al viento”. Quedarían dos canciones más por tocar; un cigarrillo más para David y el Tano que vuelve a explicar lo que significa el Pato, lo que significó para la escena local y lo difícil que era estar haciendo este recital. Empieza el riff, y con claros tintes sabbatheros, despliegan “No hace falta que pregunte” cantada por David. En el estribillo se pudo oír también un sampler de la voz del Pato. Y ya quedaba una última, que no podía ser otra que “Hecho a mi medida”, canto desgarrado en el que las masas agitadas y el Pato se fundían y la música parecía atravesar cuerpos y almas. Acá no hubo discrepancias; Los Antiguos acordaron que este tema lo tenía que cantar la gente. Así fue que todxs los allí presentes se descontrolaron, revolearon piñas y empujones, hasta hubo mosh de algunos, para cantar una vez más este himno oscuro que exorciza cualquier demonio.
Se proyectaba en este momento imágenes de viejos recis, y se lo veía al Pato tirándose arriba de la gente, arriba de la multitud que lo sostenía y lo coreaba; un abrazo eterno entre el público y el cantante, para devolverlo al escenario y que siga gritando por él, por nosotros y por todxs.

Fotos x Santi Sombra

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