Totalmente cebado volví a mi casa ese viernes a la noche. No esperaba el pedazo de show que dio la banda liderada por el maestro Cristofer Johnsson. Pasó más de una década desde la última vez que los vi en vivo y hay algunos cambios en la formación con respecto a aquella vez.
La jornada arrancaba con In Element quienes fueron los únicos soportes de la noche. Una propuesta totalmente diferente del acto principal. Más emparentado al metal de los noventas como Fear Factory y con referencias a Meshuggah, por momentos, con ese sonido denso y la viola de siete cuerdas bien grave. La banda la semana pasada lanzó su nuevo álbum “I Am The Universe” y fue una buena oportunidad de tocar algunas canciones extraídas de allí. Se mostraron muy generosos con el público, regalaron remeras y discos antes de partir hacía Brasil para tocar en el vecino País.
Con una puntualidad destacable Therion de nuevo estaba sobre un escenario argentino. Debe ser una de las bandas extranjeras de metal que más nos visitó. No recuerdo la cantidad ahora pero es un dato fácilmente googleable. Yo estuve en alguna de esas visitas hace más de 10 años. Por aquel entonces contaban con Snowy Shaw en bajo y voces y tenían otro guitarrista. Todavía estaba más metido en ese género y había escuchado mucho la maravillosa dupla Lemuria/ Sirius B. Recuerdo que en aquella ocasión me gustaron en vivo pero no me mataron, está vez el impacto fue mayor. Quizá porque no me esperaba el nivel que tuvieron o porque su último disco, la tercera parte de “Leviathan” no me entusiasma demasiado. Pero claro, con el oficio que tienen y la cantidad de gemas en sus discos pueden armar un setlist demoledor. Y vaya que lo hicieron. Revisé el del año pasado y hay diferencias. Algo que el fan más acérrimo siempre festeja. Desde la apertura con“Seven Secrets Of the Sphynx” el sonido fue impecable y el despliegue de los músicos en escena apabullante.
El crédito local Christian Vidal en la guitarra, tomó la palabra en un momento y se hizo cargo “ya llevo muchos años haciéndome el boludo, esta vez me toca hablar”, decía entre risas. Agradeció al público argentino y dijo que siempre viaja por el mundo con el pasaporte argentino en el pecho, que lo llena de orgullo. Llegó a preguntar también cómo iba el partido de River y nos agradeció por el agite. Debo decir que hubo bastante pogo. Me acerqué considerablemente para ver de cerca, no tenía intenciones de participar del pogo pero temazos como: ”Typhon” “Mark Of Cain” o “Quetzalcoatl” te arrastran con la marea. El clásico pasito de Johnsson con su Fender Flying V moviendo el mástil de un lado al otro mientras riffeaba y metía arreglos, me resultaba hipnótico y no pude despegarle la mirada durante gran parte del show. En el bajo Chris Davidson pudre la
voz para los temas más pesados y el trabajo vocal de Lori Lewis es fundamental en contrapunto con la voz de Rosalía Sairem, la cantante española que hizo su debut en el país reemplazando a Chiaira Malvestiti. Lori se hace cargo de los momentos más operísticos haciendo un excelente uso de su voz de soprano con un desempeño soberbio.
Claro que no me olvido de Thomas Vikström, su cantante más tradicional que hace las veces de tenor y que, quizás no haya tenido su mejor noche, pero cumplió, no es que su trabajo haya sido malo pero tal vez se vio opacado por su compañeras. Aún así él es LA voz de grandes temas como “Lemuria”, por ejemplo. En la batería un trabajo muy prolijo de Sammi Karppinen quién sostuvo todo tras los parches. Cerca del final Cristofer desafió al público argentino “Así como son campeones del mundo en fútbol quiero que demuestren que son mejor público que Brasil y México“, chicaneaba Johnsson a los presentes para que griten fuerte el nombre de uno de los momentos más esperados “To Mega Therion”. En lo que empezaba a ser el final de la velada. Una breve pausa y volvería el grupo al escenario para arremeter con “The Rise of Sodom y Gomorrah” y Son of the Staves of Time”. Los creadores del Metal Sinfónico pasaron nuevamente por Argentina y habrá que esperar unos
años hasta volver a verlos ya que se tomarán un tiempo fuera de los escenarios, según han declarado. Por lo pronto me queda el incentivo para volver a sumergirme de lleno en su rica discografía.
Cronica Antonio Esmoris
Fotografo Huberto Andrada